
22 Feb ¿Cómo mejorar tu capacidad para hablar en público?
Ya sea que tengas tu propia empresa, trabajes en una organización, o estés involucrado en el ámbito académico, muy probablemente (diría, sin dudas) te ha tocado la desafiante tarea de tener que hablar en público.
No importa si es una reunión con colegas, frente a un CEO, tus clientes y/o prospectos, a un grupo de alumnos, o delante de una gran audiencia en un evento.
A mi me ha tocado también, durante toda mi carrera, tener que hablar frente a muchísimas personas, dirigiendo mi propia empresa, colaborando con las compañías en las que trabajé, impartiendo clases en todos los niveles educativos (comencé como docente de fotografía a los 19 años, y mis alumnos tenían 17! 😱), y brindando cientos de conferencias, algunas pequeñas, otras gigantes, para toda clase de audiencias y en diversos países.
Pero si crees que eres el único que se bloquea y comienza a sudar automáticamente de solo saber que hablaras públicamente, no te preocupes, no estás solo. A todos nos afecta de diferentes modos. Hablar en público no es fácil, pero tampoco es imposible. La buena noticia es que, y estoy absolutamente seguro de lo que aquí afirmo, TODOS tenemos la capacidad de ser buenos speakers.
Colegas y asistentes a mis conferencias y clases me han consultado si aplico técnicas para hablar en público. La respuesta es sí, hay muchas técnicas pero a) nunca utilizas todas a la vez y b) con muchas horas de vuelo muchas de esas técnicas ya las tienes incorporadas, y salen naturalmente.
Por ello , quiero compartir contigo cuatro técnicas, o mejor dicho cuatro “capacidades” que aprendí con la experiencia y que me ayudan a ser cada día un mejor speaker. 👇
1. No trates de hablar como los demás. Ser diferente es una gran ventaja.
Conozco gente que hace presenta extraordinariamente en público. Y cuando comencé a dar conferencias, quería y pensé que necesitaba ser cómo ellos. Pero lo que he aprendido es que lo que me hace diferente es justamente una ventaja, ser yo mismo, en especial cuando me toca hablar después de algún otro muy buen speaker. Me di cuenta que no quiero y no necesito ser como otros speakers; ni como el CEO de 60 años que presenta de manera formal con saco y corbata, ni como el emprendedor de 20 años que intenta imitar (generalmente sin grandes resultados) a Steve Jobs.
Cada uno de nosotros es único y diferente, y debemos encontrar nuestro propio estilo, tono y lenguaje para hablar públicamente. Y entrenarnos para poder adaptarnos inteligentemente a diversas audiencias, pero sin perder nuestro estilo personal y propio. Como suelo decir… distintos carriles de una misma autopista. Es parte de la construcción e identificación de nuestra marca personal.
Para que tu estilo sea único y funcione bien, ten en cuenta lo siguiente:
- Habla como hablas todos los días. No impostes un tono o vocabulario que no es reconocido en ti.
- Compórtate como te comportas todos los días. No intentes mostrarte diferente solo para “impresionar” de una forma que no eres.
- No te censures. Ojo, no hablo solamente en el lenguaje, sino en los gestos y posturas. Permítete reír, gesticular y moverte como siempre lo haces. De hecho, probablemente eso sea lo que a tu audiencia más le atraiga.
2. La gente recuerda historias, no datos.
Siempre que doy una conferencia, una clase o una presentación de consultoría, trato de resolver cómo puedo comunicar las ideas y los puntos a través de historias, en lugar de meramente señalar datos.
Suelo ver presentaciones llenas de datos, y la realidad es que solamente recordamos algunos pocos (y en consecuencia preguntamos “si nos pueden enviar el archivo”, cierto?). Para qué malgastar tiempo mostrando 300 datos, si tu audiencia recordará, como mucho, no más de 5 de esos datos… Si lo que quieres es mostrar únicamente los 300 datos… entonces aplica la de “esto mejor pudo haber sido un e-mail…”, como ya nos acostumbramos a decir. 😅
Una buena historia alrededor de los datos, bien contada, nos permite poner una voz y una cara a esos datos.
Cuando contamos historias, la audiencia crea imágenes en su mente y recuerda mejor la información. Una historia nos enseña con el ejemplo, y además de ser más entendible, también es más aplicable. Piensa cómo puedes transformar los datos en historias, y verás cómo las personas te prestan más atención.
3. Es bueno estar nervioso; de hecho te ayuda bastante.
Recuerdas esos momentos antes de rendir un examen en la universidad? No importa cuánto hayas estudiado, seguramente estabas nervioso. De la misma manera que el atleta (que entrena muchísimo) también se pone nervioso antes de una gran final. Nos ponemos nerviosos no por miedo, sino porque entendemos que estamos a punto de hacer algo importante.
Es normal ponerse nervioso. Es bueno ponerse nervioso. Es parte del proceso. Y es sano. Ponerse nervioso es muy sano.
Siempre que hablo en público, estoy nervioso, siento ese “algo” en el estómago… Aunque me sepa de memoria esa conferencia, esa clase, siento que estoy rindiendo examen o presentando por primera vez, y que cualquier cosa puede pasar o pasarme… pero así como es normal estar nervioso, también es importante poder controlarlos y sacarles provecho. Como decía antes, no preocuparse por el dato específico, sino por la historia que puedes contar detrás. Porque eso es lo que realmente esperan de ti: una historia.
Cuando hablas en público, la audiencia está esperando algo de ti. Y de tus nervios. Eres el foco de atención, y por eso estás nervioso. Pero puedes aprovecharlo a tu favor. Yo convierto esos nervios y esa ansiedad para que jueguen a mi favor, aprovechando esa adrenalina para enfocarme, estar más atento y hacer énfasis en las ideas que quiero transmitir.
Cómo lo harás tú? Ante todo, sabiendo que es lógico estar nervioso. Es una buena señal. Y en lugar de sentirlo como una amenaza, vas a usar los nervios a tu favor: generando adrenalina, ayudando a enfocarte más y a dar lo mejor de ti. Y al igual que cuando estás bien metido en una conversación, vas a poder contar la historia con más entusiasmo y convicción. Y es eso mismo lo que atrapa a la audiencia.
4. No dependas de una presentación.
A veces se va la luz. A veces falta ese maldito adaptador para conectar la laptop al proyector. A veces la iluminación del lugar es mala y no se ve la proyección. A veces no hay control remoto y otra persona debe avanzar las diapositivas (y tú darle la orden). Cualquier cosa puede resultar una amenaza para complicarte y que todo te salga mal. Shit happens. 💩
Cuando debas presentar algo en público, intenta ensayarlo con y sin la presentación. Encuentra esa forma de contar una historia sin depender del gráfico, los números, las imágenes y el texto de la dispositiva o ese video que ya vio todo el mundo.
Algo que usualmente hago es practicar escribiendo lo que voy diciendo. Luego, vuelvo a leer lo que dije pero sin las diapositivas, y me pregunto si se entiende lo que estoy diciendo. Si detecto que la diapositiva realmente agrega valor, transformo ese dato, texto o imagen, en algo que se pueda contar. Es algo similar a un reloj de arena, en donde entran imágenes por arriba y salen palabras por abajo…
Te lo imaginaste? Entonces funciona. 😉
Resumiendo: como ya te habrás dado cuenta, estas cuatro capacidades no son difíciles de aprender e incorporar. De hecho ya las tienes, solo es cosa de comenzar a entrenarlas.
Por supuesto, es lógico que las primeras veces que hables en público quizás no salga todo perfecto, pero invirtiendo un poco de tiempo y esfuerzo en entrenarte como speaker, estoy seguro que lo lograrás. Me gustará mucho que me comentes cuando las apliques y si te resultaron útiles.
Espero poder verte pronto hablar en público, disfrutándolo tú como speaker y disfrutándolo yo, como parte de tu audiencia.
Éxitos!
Nico Maslo
No Comments