
22 Oct Mi encuentro con Francisco
Hace algunas semanas tuve el privilegio de ser recibido por el Papa Francisco.
Fue en el marco de Primer Congreso de Diálogo Interreligioso para las Américas, auspiciado por el Instituto de Diálogo Interreligioso, el Vaticano y patrocinado la OEA, en el que tuvimos la posibilidad de debatir acerca de la encíclica papal ‘Laudato Si’, publicada por Francisco durante 2015 en el que aborda la temática del cambio climático. Próximamente escribiré sobre este tema en particular.
Finalizando el Congreso, seríamos recibidos por Francisco en el Palacio Apostólico. Y si bien pensábamos que, como éramos casi cien personas, nos dirigiría un mensaje a todos y luego se iría, esa mañana nos comunicaron que el Papa quería saludar a todos, uno por uno!
La gran pregunta que nos hacíamos entre los asistentes, en los momentos previos al encuentro, era “Qué le vas a decir a Francisco?”. Porque sabes que no vas a estar más de uno o dos minutos con él…
La mayoría coincidíamos en que, primero nos presentaríamos, le agradeceríamos, y probablemente muchos de nosotros le pediríamos que rezara por nosotros y/o nuestros seres queridos.
Por eso, yo llevaba una foto de mi familia en el bolsillo del traje, de alguna manera para no ir ‘solo’ y sentirme acompañado a 10,000 km. (Nota: la gente de ceremonial nos pidió encarecidamente no darle o mostrarle objetos, que serían recibidos y/o bendecidos de manera general).
Como era un encuentro de diálogo interreligioso, habíamos entre nosotros católicos, musulmanes y judíos. Obviamente mis amigos católicos llevaban sus objetos para bendecir, mientras los musulmanes y judíos llevábamos los presentes para bendecir y posteriormente regalar a nuestros amigos católicos (todavía sigo entregando rosarios y medallas bendecidas!)
Cuando terminó la audiencia con las palabras generales sobre el Congreso, nos fueron formando en fila de cinco en cinco, para poder saludarlo.
Aquí les transcribo de manera textual mi diálogo con Francisco:
– Bienvenido!
– Hola Francisco, soy Nicolás, un judío argentino viviendo en México.
– Hola Nicolás, vivís en México? Gracias por el esfuerzo de venir hasta acá.
– Por favor, gracias a vos por recibirnos. Obviamente como muchos más, también te pido por mi familia y amigos.
– Claro! Y yo les pido a todos que recen por mí.
– Por supuesto Francisco. Ah, algo más (le dije casi cambiando el tono)… soy de Boca!
En ese momento Francisco comenzó a reír y, acercándose a mí, me dijo al oído:
– Jaja, gracias Nicolás, qué lindo que me hablen de fútbol! (y remató diciéndome)… Mirá: con los ‘bosteros’ está todo bien, el problema son las ‘gallinas’… (sic)
Todo esto mientras nos reíamos, y seguíamos estrechándonos la mano y mirándonos a los ojos, sintiendo por mi parte esa conexión que solamente puedes lograr cuando estás frente a un hombre de bien, sabio, que transmite muchísima Paz, pero que no abandona su sencillez y humildad, como Francisco. Alguien que sabe bien quién es y dónde está, pero que ‘no se la cree’ como decíamos en Argentina. Espero que Dios le dé a Francisco muchos años más de vida y la fuerza necesaria para hacer lo que vino a hacer.
No sé si el Papa olvidará (o no) la conversación a los cinco minutos, pero personalmente yo voy a recordar este momento toda mi vida.
Ya despidiéndonos, hubo algo más que platicamos, que nos dijimos, muy brevemente, tomados de la mano y extendiéndome en el tiempo que tenía, aprovechando que era uno de los últimos. Qué fue eso más que hablamos? Eso me lo guardo para mí.
Brenda Wegier
Posted at 03:57h, 03 noviembreQué lindo Nico, seguro una buena experiencia!!! Familia Wegier,